Cuando le preguntas a un fotógrafo sobre cuál es la clave en la fotografía de la naturaleza, enseguida contesta que la luz. La luz, bendita luz, diría yo. Saber aprovechar la luz, en sentido amplio, marca en ocasiones la diferencia entre una buena fotografía y una obra de arte. Pero además de los factores externos y herramientas, tales como equipo, programas de proceso o las condiciones ambientales, a mi juicio el fotógrafo de la naturaleza debe ser paciente. Si no tenemos altas dosis de paciencia y perseverancia difícilmente podremos lograr esa fotografía que desde el primer momento sabes que es diferente.
Bien sea utilizando estructuras de aguardo (hides), caminando o recorriendo un pista con un vehículo, resulta fundamental saber interpretar el comportamiento de los animales. Y ese conocimiento sólo se adquiere con años de experiencia, es decir, no se aprende leyendo libros. Un fotógrafo con años de experiencia “campera” sabrá hasta donde puede llegar sin molestar o cuál es el mejor momento para tomar una foto.